El oficio de mi vida

Aunque me encantaría decir que nací con la inspiración natural para componer, creo que no fue así. Yo empecé con la música un poco por accidente, cuando diversas emociones en la adolescencia requerían una ruta para el desahogo.

Comencé a escribir y sentí ese impulso de no parar nunca… no sabía aún que ésta sería mi profesión, pero me parecía mágica la forma de encontrar las palabras y el verso precisos para decir lo que sentía y, al mostrarlo a mis familiares y amigos, descubrir que podía contagiar a otros con lo que escribía… que las palabras plasmadas en un papel podían producir una lágrima o una sonrisa.

Comencé a escribir todos los días, a todas horas, de todo lo que miraba o llegaba a mi mente, de todo lo que me cuestionaba, de las dudas y los miedos, del dolor y la alegría, de la amistad, del amor, de la vida…

Primero la letra… después vino la música… cuando comprendí que para expresar sentimientos a veces las palabras requieren un vehículo que las transporte y para mi, la música fué el lenguaje universal que encontré para hacerlo.

Bueno, lo demás vino después, estudiar y aprender mucho… enseñar todo lo que aprendí como una forma de retro-alimentarme siempre…. haciendo además mientras tanto proyectos interesantes con personas de gran talento que solicitan mi apoyo o dirección para llegar a la gente con sus interpretaciones o con sus canciones.

Así que aquí estoy, al igual que tantos amigos compositores que, sin importar lo mucho o poco que reciben de regalías o la duración de su fama, disfrutan como yo haciendo lo que más aman… y viven la maravilla de plasmar y compartir sus emociones.

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